Esta es la historia de cómo encontramos a La Chancha, nuestra autocaravana.

Nuestra historia con la Chanca comienza así…

Había una vez una familia de 5 integrantes, Maxi, Eleo, Nehuén, Yrian y Juno, que se morían de ganas de recorrer el mundo y para poder cumplir su sueño necesitaban un vehículo, una carroza digna de sus reales posaderas. ¡Cosa que resultó ser más complicada de lo que ellos creían!

La primera idea que se le ocurrió fue construir su propia casita rodante, o motorhome o autocaravana, o roulette. Muy inteligentes ellos, pensaron que si conseguían un chasis cabina y le ponían un a caja detrás tendrían un buen espacio para vivir los 5 fellices y a sus anchas…es entonces cuando entra la Vida en escena, a cachetazos limpio a sentarlos de culo en el suelo al grito de: 

¡Eso no se los homóloga NADIEEES!

Y en efecto, el problema estaba en que no se podían anclar las plazas traseras dentro de la «zona de carga». Después muchas idas y venidas, de mates y bocetos y, sobre todo, después de haberse puesto en contacto con un ingeniero que aportó su conocimiento para dar un poco de luz al asunto, llegaron a la conclusión que si conseguían un chasis de cabina doble podían llegar a tener algo viable entre manos. 

El arte de pivotar

Pasaron días que se convirtieron en semanas yendo de concesionario en concesionario, llamando por teléfono a distribuidores y de todas las marcas y colores del mercado.

Los precios oscilaban entre caro, muy caro y carísimo. Al precio del chasis había que sumarle el precio de la caja isotérmica, las instalaciones, los muebles, el informe del ingeniero y la homologación. Pero siguieron adelante, con el pecho en alto (en el caso de Maxi, todo lo alto que su metro setenta con zapatillas le permitía). 

Otro revés

Pero la Vida, que es jodida, les volvió a cruzar la cara de un sopapo de revés resoplando:

Ja!….ja, ja y más ja!! ¿5 personas en un espacio de 4 metros por 2? ¡Los quiero ver! Los increpó.

De nuevo volvieron a la mesa de dibujo a replantear la distribución de su casita con ruedas…pero lamentablemente la Vida tenía razón…el espacio es escaso…demasiado.

Pero estos 5 valientes estaban muy determinados a realizar su sueño, así que rápidamente cambiaron de planes ¡UNA AUTOCARAVANA! Esa era la solución.

En busca de la Autocaravana ideal

Pasaron varios meses y el mundo había entrado en una pandemia global, en España el desplazamiento estaba muy restringido, por lo que poder ir a ver vehículos estaba complicado. Buscaron en todo España, Francia y  hasta en Alemania. Finalmente, cuando las medidas de restricción de los desplazamientos bajaron, pudieron empezar a mirar, y comenzó un nuevo periplo de llamadas y visitas, personales y digitales, a través de particulares, portales de venta y concesionarios. Conseguir una autocaravana para 5 personas que cumplan con todos los requisitos no era tarea fácil….

Hasta que un día, apareció encaramada en un caballo blanco con su melena al viento, camisa abierta y en pose heroica, una Rápido 997M del 2007 vino para salvar a estos 5 personajes de la locura. Cumplía con todos los requisitos y más, ofrecía cosas que sus limitados cerebros no contemplaban como por ejemplo, un trastero enorme! 

 La fueron a ver y se enamoraron, fue el amor a primera vista entre 5 personas y el vehículo más espectacular que el mundo pudo ver: imágenes a cámara lenta, tomas con blur radial, aplausos de las personas que pasaban derramando lágrimas, palomas blancas sobrevolando a cámara lenta y una lluvia sensual que cubría sus 7 metros 40 de largo a los «Dirty dancing»….la llamaron “La Chancha” y esta fue la pieza clave, la llave que abría el cofre de la aventura que estaban deseando vivir