Des (Re) Conectar
Siempre escuché a mucha gente comentar lo importante que es saber desconectar del estrés que genera vivir atrapado en la vorágine de una ciudad o de vivir inmersos en esta sociedad.
Pero nunca escuché a nadie hablar de la importancia de saber reconectar, tanto con el medio, cómo con las personas. Y no es necesario dejar todo y meterse en una autocaravana…¿O sí?
Bichos de ciudad
Soy bicho de ciudad, pero de ciudad pequeña, así que eso de estar en sintonía con la naturaleza siempre me pareció un cliché tan marciano como inalcanzable. No había en mi entorno nada que se asemeje a un bosque, o a una playa, o a la montaña. Había árboles, por supuesto, pero no demasiados, incluso en los parques no es que abundaran. Gris, mucho cemento gris, de eso sí que había en abundancia.
Además, nunca fui muy de ir de campamento. Más allá del eventual campamento de la colonia de vacaciones. Por eso, cuando Eleo me planteó la idea de vivir viajando, en mi cabeza se empezó a gestar la fantasía de que a partir de un futuro muy cercano, me iba a convertir prácticamente en un montañero de pura cepa, un «Rambo de campo».
Es evidente que no hay nada más ajeno a la realidad que semejante afirmación, pero hoy que estamos “perdidos” en un área de descanso en el medio de la nada muy cerquita de un pueblo francés que se llama Les Salelles, me sentí un poco más cerca de esa idea…aunque sea por un ratito.
Y entonces...
Nos despertamos y después de desayunar los chicos se fueron a jugar con Maitu, Choli y Gaspa, que los había invitado a subir a Aurora. Viendo que Eleo tenía algunas cosas que hacer en la compu, y después de haberme tomado unos mates, salí a dar una vuelta.
Me paré en el medio de un descampado y me puse a escuchar la nada, o mejor dicho, todo lo que yo no podía escuchar en la ciudad. Las gotas de lluvia en la capucha de mi chaqueta y en el césped, el sonido del río que discurre a escasos metros de donde habíamos dejado a la Chancha pastando junto a Aurora. Todo era casi mágico.
Desde atrás de unos robles asomaban los cimientos de lo que parecían ser las divisiones entre terrenos colindantes, cubiertos de musgo, con unas casas un poco más arriba de la colina que podían estar ahí desde hacía un par de siglos.
Respiré profundamente, dejando que el frío llene mis pulmones y de golpe me sentí muy pequeño rodeado de tanta naturaleza, y me sobrevino una paz que no estoy acostumbrado a sentir.
Algo parecido me pasó cuando estábamos en Cazorla, rodeados de bosques, ciervos y mucho silencio. Lugares donde, al igual que hoy, parece que la acción del ser humano no tuvo el efecto, o la connotación negativa que a veces le encuentro a las ciudades.
Con esto no quiero decir que odie las ciudades
Mucho les estaría mintiendo. Lo que pasa es que de golpe estaba viviendo esa fantasía que antes les conté, y era de esas pocas veces en las que la realidad le gana al imaginario.
Y esa misma noche, llegó la cereza del postre, pudimos disfrutar de un manto de estrellas, de esos que nunca se ven en la ciudad debido a la contaminación lumínica. Miles de puntitos brillantes decorando el cielo en plena oscuridad.
Simplemente me quedé sin palabras.
Y después de haberme sentado a escribir este post, me dí cuenta de que esto es sólo el comienzo y que puedo compartir todo esto con las 4 personitas que más amo en el mundo. Que mis hijos lo van a haber vivido en primera persona, y no verlo solo en la tele, o que lo leyeron en algún libro.
Cierto es que Eleo, que vivió toda su infancia en Bariloche, también vivió todo esto, pero que hasta hace no tanto tiempo, no estaba realmente al alcance de nuestras manos.
¿Y ustedes alguna vez experimentaron algo así?
5 comentarios
Comparto! Muy buena reflexión. Y es que hasta la cabeza se libera cuando uno simplemente respira aire… libre!
Muchas gracias Silvina! Son esas cosas que vamos descubriendo con este nuevo estilo de vida!
El poder parar y observar lo que nos rodea no tiene precio! La naturaleza sigue su curso estemos o no, está en nuestra mano querer disfrutarla !! Preciosa reflexión
Exacto! Yo nunca pude disfrutar de ese lujo hasta ahora…y es lo mejor!
Reconectar en lugar de desconectar. Buenísimo! Me ha encantado el post. Totalmente de acuerdo con todo lo que dices.
Me alegro que puedan encontrar esos momentos de paz y naturaleza, que en mi experiencia suelen ir de la mano.
Buen viaje familia!